25 SS GASTRONOMIKA

39 En el camino al éxito no te quiere más quien más te alaba, sino quien más te ayuda y te empuja a llegar allí” Rafael García Santos que, una vez retirado Rafael -porque «en el poder a nadie le interesa la crítica»-, le han llovido elogios y reconocimientos, lo que «no tiene nada que ver con la amistad. Nunca he actuado con la intención de tener amigos, que además no tengo muchos, sino con independencia. Y eso tiene un precio: estar solo». Gastrononomía como «reflejo» de la sociedad Tras más de 40 años de trayectoria, con casi la mitad de ellos trabajando «unas quince horas diarias» en las que llegó a sumar «400 comidas al año», García Santos se retiró del oficio. Aunque a medio gas con su proyecto de «pasearme por España buscando las mejores tortillas de patata» y otros quehaceres que le permiten «seguir activo y marcarme retos personales». No cabe duda de la gran aportación de su figura al sector gastronómico, pero ¿y a la inversa? La cocina ha aportado a Rafael, por un lado, haber podido alcanzar «la felicidad y el inmenso placer» de disfrutar de lo que más le gusta -comer-: «Me llevo el privilegio de y añadir concursos y otras actividades paralelas», rememora. «Dar la vida» por una revolución culinaria Profesional multidisciplinar, aunque siempre con la cocina como eje inamovible, Rafael ha sido, además de promotor de este Congreso y otros muchos eventos gastronómicos, un reputado y reconocido periodista gastronómico. Labor que ha desarrollado como escritor de numerosos libros, como colaborador en revistas y programas especializados de radio y televisión, y principalmente como crítico en diversas cabeceras de Vocento. Con un espíritu crítico e inconformista «inherente a mi persona y que no ha desaparecido», García Santos admite haber desarrollado su oficio «desde un punto de vista ético y coherente con un ideal de vida, de comportamiento y de lo que había que hacer. He defendido con toda honestidad un proyecto por el que he dado mi vida». Se refiere a la gran revolución y «época de oro» de la alta cocina española de la que «fui instigador y promotor», con el foco fijado en esa generación de jóvenes cocineros de los años 80 que terminó por convertirse en referencia mundial: «A todos ellos les conocí cuando eran ‘chicos’, cuando no eran nadie, potenciándoles y criticándoles el primero y más que nadie, diciéndoles las cosas a replantearse para llegar a ser los número uno y conseguir todo lo que han sido». Si bien se le ha considerado un profesional temido, provocador, severo... se escuda en que «en el camino al éxito no te quiere más quien más te alaba, sino quien más te ayuda y empuja a llegar ahí». Un papel «como de padre» por el haber comido tan bien y en los mejores restaurantes del mundo». Por otro lado, apunta «la amplitud de miras y la oportunidad de haber podido conocer mucha y muy diversa gente e ideas. Un universo que ha enriquecido mi vida». Continúa siendo ‘cocinillas’ de una cocina «muy simple» -a pesar de que «la cocina hogareña está desapareciendo»- y muy crítico tanto con la gastronomía como con el oficio al que ha dedicado su vida. A la primera le augura un devenir «muy complicado» debido a un «problema estructural» del sector que achaca a diversas cuestiones «que afectan a la sociedad a todos los niveles. Porque la cocina no es más que un reflejo de lo que pasa a nivel social». Una visión crítica «hecha desde la vivencia de un tiempo mejor», admite, pero que traslada también a la crítica gastronómica, oficio que «ya no existe» porque «la sociedad, inconformista, complaciente, políticamente correcta, positivista... se halla en un punto contrario a lo que representa». Y advierte de que «sin personas que critiquen, no hay ni habrá revolución». Cofundador y primer director del Congreso San Sebastian Gastronomika nació bajo el nombre ‘Lo Mejor de la Gastronomía’ y de la mano de García Santos, quien, junto con Javier Yurrita, comenzó a escribir la historia de este Congreso convertido hoy en el decano, pionero y un referente mundial. «Marcó una época», afirma, pues supuso «el nacimiento de los congresos gastronómicos con otra perspectiva y dimensión». Esos primeros pasos, «como todos los inicios en la vida, fueron complicados, pero había mucho entusiasmo».

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